lunes, 10 de febrero de 2020

Soliloquio #7

De poesía no sé mucho, no entiendo cómo funciona su métrica aunque me la hayas explicado tantas veces. Ni sé leer versos como lo haces tú, con la cadencia y el tono adecuados para darle a cada palabra la fuerza que requiere. En cambio, sé decirte que te quiero aunque a veces me equivoque y me gane el miedo. Sé que tus ojos son los de un niño curioso que se asombra por las cosas que a muchos otros les parecen tan comunes. Sé acariciarte los labios, las orejas, la nariz y seguir el trazo de las venas en tus manos. Sé escuchar la franqueza que permea tu risa. Sé formar un refugio entre tus brazos. Sé consolar tu llanto. Sé admirar tu arrojo y la disciplina que te ha convertido en hombre. Sé leer en tu mirada el gusto, la tristeza y la alegría. Todo esto sé, y sin embargo a veces me creo perdida, incapaz de amarte; pero por errar no osaré perderte. Sábete, mi amor. Sábete mi amor.



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